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Hablar claro en radio: APTRA, streaming y el problema de la autoridad

Hoy sábado tuve el placer de participar en el Programa de Radio Delta de Tartu y su equipo. Esto en un contexto cargado: el conflicto interno en APTRA, la expulsión de socias por expresiones realizadas en un chat privado, y el avance del streaming.

Desde el Minuto 1.10. Mi reflexión debajo…

Lo que se dijo al aire no fue improvisación ni provocación gratuita. Fue un intento deliberado de leer estructuras, no personas; de entender por qué ciertas instituciones reaccionan con castigo cuando pierden legitimidad, centralidad y condiciones materiales de reproducción.

Este es el registro de esa intervención.

El streaming no amenaza por calidad, sino por fungibilidad

Uno de los ejes centrales de la conversación fue una afirmación que suele malinterpretarse: el streaming no amenaza a instituciones como APTRA por una cuestión de calidad artística. La amenaza es otra: la fungibilidad. El streaming introduce un sistema donde los roles son intercambiables, donde no existe la carrera larga garantizada, donde la legitimidad no está asegurada por pertenecer a un medio ni por el respaldo de una estructura estable. Es un ecosistema precario, sí, pero también competitivo. Y esa competencia —que los medios tradicionales muchas veces perdieron— desestabiliza organizaciones acostumbradas a legitimarse por ritual, pertenencia y permanencia. La reacción defensiva frente a esa fungibilidad explica mucho más que cualquier disputa personal.

En el streaming la legitimidad no está asegurada. Es un ecosistema precario, sí, pero también competitivo. Y esa competencia desestabiliza organizaciones acostumbradas a legitimarse por ritual, pertenencia y permanencia. La reacción defensiva frente a esa fungibilidad explica mucho más que cualquier disputa personal.

APTRA como institución cuasi gremial y previsional

APTRA no funciona hoy como un espacio crítico abierto. Funciona, en gran medida, como una institución de carácter cuasi gremial y previsional. Esto no es un insulto: es una descripción estructural. Cuando una organización cumple funciones de red, respaldo y previsión —especialmente en un campo envejecido y precarizado— cualquier conflicto simbólico se vuelve un riesgo material. En ese marco, la crítica deja de ser un insumo y pasa a ser una amenaza. Esto permite entender por qué expresiones realizadas en un ámbito privado (un chat) pudieron escalar hasta una sanción máxima. No se trató de evaluar argumentos, sino de restablecer control.

APTRA funciona como institución gremial y previsional. Cuando se es red, respaldo y previsión todo conflicto es existencial. En ese marco, la crítica no es insumo sino amenaza. Esto permite entender por qué expresiones realizadas en un un chat privado escalaron hasta una expulsión. No se trató de evaluar argumentos, sino de restablecer control.

El rol de Marcelo Polino: autoridad y reflejo punitivo

En ese proceso, el rol de Marcelo Polino fue central. No como figura mediática, sino como actor con posición directiva dentro de APTRA. La insistencia en la expulsión como respuesta a la crítica —incluso cuando esta circuló en ámbitos privados— no expresa fortaleza institucional, sino lo contrario: un reflejo punitivo propio de estructuras que ya no pueden sostener autoridad simbólica mediante criterios de valor, debate o prestigio. Cuando la autoridad necesita vigilar y castigar la palabra privada, es porque ya perdió lo público. Este punto no personaliza el problema: lo tipifica. Polino encarna una función institucional antes que una voluntad individual.

Cuando la autoridad necesita vigilar y castigar la palabra privada, es porque ya perdió lo público. Este punto no personaliza el problema: lo tipifica. Polino encarna una función institucional antes que una voluntad individual.

Chat privado, filtración y miedo: una cuestión estructural

Castigar lo dicho en un chat privado es un gesto profundamente problemático desde cualquier marco democrático, cultural o intelectual. Los espacios privados —conversaciones informales, chats, intercambios cerrados— son históricamente el lugar donde se exagera, se especula, se miente, se ensaya, se conspira y se piensa. Sin ese espacio no hay deliberación, sólo obediencia. La conversión de ese ámbito en prueba sancionable introduce un panóptico retroactivo: nunca se sabe qué expresión privada podrá ser utilizada como causal disciplinaria. El resultado no es orden, sino autocensura. En este punto aparece una hipótesis que no puede descartarse —no como acusación personal, sino como lógica institucional—: la filtración funcional. En organizaciones en crisis, la exposición de lo privado suele operar como demostración de poder. No importa quién filtró, sino quién se beneficia del castigo.

La conversión del chat privado en prueba sancionable introduce un panóptico retroactivo: nunca se sabe qué expresión privada podrá ser utilizada como causal disciplinaria. El resultado no es orden, sino autocensura.

Martín Fierro: ritual, pertenencia y patetismo

Los premios Martín Fierro funcionan hoy más como ritual de pertenencia que como criterio crítico. Esto no los vuelve irrelevantes, pero sí explica su popularidad patética: exceso de afecto, dramatización, competencia de egos, exhibición del backstage como espectáculo. El patetismo de APTRA no es un error: es la forma visible de una institución que ya no puede justificar su autoridad estética y entonces la teatraliza. En ese contexto, la crítica no es bienvenida. Es vivida como desestabilización del ritual.

El patetismo de APTRA no es un error: es la forma visible de una institución que ya no puede justificar su autoridad estética y entonces la teatraliza. En ese contexto, la crítica no es bienvenida. Es vivida como desestabilización del supervivencia.

Tartu y la defensa del procedimiento

Un contrapunto interesante de la charla fue la posición de Tartu, insistiendo en la diferencia de casos, en el procedimiento, en la gradación y en la cautela frente a la expulsión. Esa insistencia no es ingenua ni nostálgica. Es la defensa de una idea mínima de institucionalidad: que el conflicto se tramite con reglas, no con castigos ejemplares; que la autoridad no se ejerza como vigilancia. Que esa posición resulte hoy casi anacrónica dice mucho del estado del sistema de medios.

Un contrapunto interesante de la charla fue la posición de Tartu, insistiendo en la diferencia de casos, en el procedimiento, y en la cautela frente a la expulsión. Esa insistencia no es ingenua. Es la defensa de una idea mínima de institucionalidad; que la autoridad no se ejerza como vigilancia.

El audio del programa para quien lo quiera escuchar 

Para quien quiera escuchar el intercambio completo —con sus matices, tensiones y desarrollos— dejo acá el audio del programa. No como provocación, sino como documento.

El conflicto en APTRA no es farándula. Es un síntoma de cómo reaccionan las instituciones culturales cuando pierden financiamiento, centralidad y legitimidad. Frente a esa pérdida, algunas optan por abrir el debate; otras, por vigilar y castigar. Castigar la palabra privada no restituye autoridad. Produce miedo. Y las instituciones que gobiernan por miedo ya no gobiernan: se defienden.

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Es un trabajo de largo aliento sobre arte, política cultural y crítica institucional, pensado para leer sin consignas ni simplificaciones.

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