The English Version Scrolling Down
El resentimiento no es un error del sistema: es su combustible.
Tweet
Hoy, no se gobierna prometiendo el bien de todos, se gobierna administrando pequeñas dosis de humillación, enojo, abandono que nunca llegan a la rebelión, pero tampoco desaparecen.Quedan ahí, flotando.
El resentimiento se captura, se modula, se recicla: nunca se resuelve.
Tweet
Por ejemplo, cuando un jubilado debe mendigar por el ajuste de su pensión mientras ve a los bancos multiplicar sus ganancias:
no es solo pobreza; es resentimiento administrado. Cuando un trabajador precarizado culpa al inmigrante que llega con menos derechos y no al empresario que lo explota: no es solo miedo; es resentimiento administrado.
La función de la administración del resentimiento es impedir que el dolor se organice. Hacer que cada uno lo viva como fracaso personal, como destino individual, como vergüenza privada.
El resentimiento aislado es útil: divide, consume, inmoviliza.
Tweet
El resentimiento organizado es lo, realmente, peligroso ya que implica su politización, construcción y potencial levantamiento social.
Por eso, el resentimiento, se tolera; incluso, se alienta. La única condición, como con el mundo del arte es que sea impotente.
El resentimiento solo puede esmerilarse o estrellarse contra espejos rotos.
Pero administrar el resentimiento no es ocultarlo. Es convertirlo en paisaje.
Tweet
Es hacer que todos lo respiren, pero que nadie sepa que está allí. J.A.T.
Cuando un trabajador precarizado culpa al inmigrante que llega con menos derechos y no al empresario que lo explota: no es solo miedo; es resentimiento administrado.
Tweet
Manifesto on the Administration of Resentment
Resentment is not a flaw in the system: it is its fuel.
Governance no longer promises general well-being.
It governs by administering small doses of humiliation, anger, abandonment doses that never quite reach the threshold of rebellion, but never fully disappear either.
Resentment is captured, modulated, recycled: it is never resolved.
For examples when a retiree is forced to beg for a pension adjustment while watching banks multiply their profits:
it is not merely poverty; it is resentment administered. When a precarious worker blames the immigrant with fewer rights rather than the employer who exploits him: it is not merely fear; it is resentment administered.
The function of the administration of resentment is to prevent pain from organising.
To make each person live it as personal failure, as individual destiny, as private shame.
Isolated resentment is useful: it divides, consumes, immobilizes.
Organized resentment is dangerous: it politicises, constructs, revolts.
That is why resentment is tolerated, encouraged, even exacerbated as long as it remains impotent, as long as it keeps crashing against broken mirrors.
Administering resentment does not mean hiding it.
It means turning it into landscape
.
It means making everyone breathe it in, but ensuring no one knows it’s there.





Deja una respuesta